LOS PARAGUAS
- Identificación y clasificación de la obra:
- Nombre: Los paraguas.
- Autor: Pierre-Auguste Renoir.
- Patrocinador: Se desconoce.
- Localización: Entre los años 1881-1886, la obra se exhibe en la National Gallery de Londres.
- Estilo y época: S. XIX. Impresionismo francés.
- Análisis técnico:
- Soporte: Lienzo (180´3 x 114´9 cm).
- Técnica: Óleo.
- Tipología: Cuadro.
- Composición: La composición es extraña. El cuadro representa una escena de ciudad en el momento que empieza a llover con múltiples personajes, casi todos con paraguas, menos la mujer que aparece en primer plano y dos niñas pequeñas en la parte derecha del cuadro. La composición juega con formas circulares y semicirculares (cesto, paraguas o aro) y predomina el color azulado. El tratamiento geométrico de los paraguas podría estar influido por la obra de Cézanne, aunque la forma de representación humana es muy propia de Renoir, marcada por la suavidad, calidez y la idea de felicidad de los personajes que contrasta con el ambiente grisáceo del día de lluvia. En lugar de ser una composición equilibrada, Los paraguas parece más una instantánea fotográfica que una pintura, ya que los personajes en los extremos están cortados violentamente sin ningún tipo de reparo.
- Concepción espacial: En esta ocasión, las figuras se distribuyen sabiamente por la tela, disponiéndose en diferentes planos paralelos en profundidad y cortados en sus laterales por influencia de la fotografía.
- Líneas y contornos: Se puede observar que la obra fue pintada en dos etapas diferentes: mientras las sueltas pinceladas y los colores brillantes de las chiquillas de la derecha y los arboles de fondo son puramente impresionistas; la líneas certeras y compactas, además de los colores apagados, tanto de la mujer de la izquierda como de los paraguas, son evidentemente más clásicos y tradicionales.
- Colores predominantes: Abunda el azul-morado en una composición en la que contrasta el tratamiento geométrico de los paraguas con la suavidad de las figuras.
- Análisis formal:
- Tratamiento de las figuras: en cuanto a sus figuras, Renoir adopta una técnica en la que destaca la geometría, no obstante, se ve suavizada por la calidez y ese ambiente de alegría y felicidad que desprende la escena. en general, se podría decir que la representación de los personajes del cuadro es realista.
- Uso del color: Otra idea que refuerza la hipótesis de que la obra se pintó en dos periodos distintos es el uso del color azul, diferente en cada parte del lienzo, la zona derecha está pintada a base de azul cobalto (pigmento usado por el artista hasta principios de los años 80), y en la zona izquierda el azul empleado es el azul ultramar, que empezó a utilizar a partir de esa fecha.
- Uso de la luz: En el vestido de la mujer del primer plano se pueden apreciar pinceladas amarillentas sobre el antiguo modo constructivo de los impresionistas, donde la impresión de la luz cambia la superficie, pero debido al período en que estaba pasando Renoir, la forma no llega a descomponerse, lo mismo ocurre con los paraguas.
- Interpretación y contextualización:
- Iconografía: Renoir representa en esta obra una escena de la vida urbana de la gran ciudad, un tema típico de la pintura impresionista, aunque no muy empleado por Renoir, ya que prefería las escenas de campo. Se ha analizado el tema como la incomunicación de una sociedad en transformación ya que parece que los personajes no tengan relación y se ignoren, como la joven que ignora a los requerimientos del caballero o la niña del aro ignora a su madre y a su hermana. Renoir famoso por el retrato de niños muestra a esta niña con un vistoso sombrero y elegante abrigo y un rostro que recuerda a sus propios hijos, la pequeña junto a la modista es la protagonista del lienzo, se convierte cómplice con el espectador, ya que nos dirige la mirada. Como es habitual en la obra de Renoir podemos reconocer a algunos personajes, como su hermano Edmond y su amigo Paul Lothe (inspirado en el personaje que observa a la costurera) y la modelo y futura pintora Suzanne Valadon.
- Contexto social y cultural: Renoir es el retratista de la escuela. Sus pinturas tienen un espíritu propio y unas características personales que proporcionan una visión alegre y optimista de la existencia, dándole un protagonismo especial a la figura humana, sobre todo la figura femenina con belleza física, abundancia de formas y gran vitalidad. Su pintura tiene una pincelada suelta, con colores cálidos y estudios de la luz y las sombras en la figura humana. Su pintura presenta varias etapas. A pesar de comenzar con su carrera artística siendo adolescente, el reconocimiento le llegó luego de 10 años de trabajo, cuando pudo presentar 6 de sus pinturas en la primera Exhibición Impresionista de 1874 que, en ese momento, era considerada una exposición “alternativa” al circuito académico y formal. Pero el inquieto Renoir buscaba constantemente nuevas formas de expresarse y, a partir de 1881, viaja por Italia. En el mediterráneo, queda impresionado por las obras de Tiziano y Rafael y empieza a pensar que su propia obra debe recuperar la “grandeza y pureza” del arte clásico. Por lo que vuelve a la precisión del dibujo, marcando mucho los contornos y los colores se vuelven fríos. Y es allí donde toma significación su obra Los paraguas. En esta transición del impresionismo a una pintura más tradicional, la obra de hoy es considerada un experimento que el artista tardó 6 años en completar.
- Antecedentes, influencias y trascendencia: A lo largo de la historia del arte, hay pocos pintores que hayan capturado como Renoir, el afecto, la sonrisa, la ingenuidad de los niños. Nunca se vio obligado a utilizar aquellas poses tristes y afectadas de los retratos “oficiales” de niños incómodos con sus ropas ceremoniales. Renoir dejaba a los niños jugar, hablar, moverse. Renoir es un pintor de gran colorido, capta lo instantáneo y huye de lo serio y trascendente. Gleyre, pintor contemporáneo suyo, le reprochó que pintaba sólo por divertirse, a lo que Renoir respondió que naturalmente, y que si el pintar no le hubiera divertido, nunca lo hubiese hecho. En definitiva, ese Renoir final fue el más discutido por sus contemporáneos, y también el más difícil de asimilar hoy. Sin embargo, no es posible pasar por alto la densidad original y aun la complejidad de su propuesta artística de esos años.
La niña que se encuentra a la derecha, en primer plano, aparece ataviada con un original abrigo con cuello y puños de encaje. También ostenta un sombrerito que enmarca su gracioso rostro.
Imagen de: Art & Life
Esta joven que camina decidida y sostiene su falda con la mano para que no se le moje con el agua acumulada en la calle es el prototipo de belleza femenina de Renoir.
Imagen de: Art & Life
10.
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